miércoles, 12 de enero de 2011

Sol y Martin III

Cuando Martin abrió la puerta vio a Sol sentada en el sillón, en camisón, con las piernas cruzadas tomando un café muy tranquila.  Se sentó al lado de ella y le dijo:
- Me podés explicar que te pasa?
- Nada, no me pasa nada, me desperté de mal humor nada mas.
- Y yo tengo la culpa? A vos te parece que me podés tratar así porque se te ocurre estar de mal humor?
- Yo se que estuve mal, pero no lo hago aproposito, y tampoco estes tan serio, no es para tanto.
- No Sol, no me estas entendiendo, no es la primera vez que pasa y no es la primera vez que te lo digo.  Estoy cansado de tus caprichos y tus malos modos.  O cambiamos las cosas o yo así no sigo.
Era la primera vez que Sol lo veía tan enojado, tan serio y tan decidido.  Se le vino el mundo abajo, pero al mismo tiempos seguía de mal humor y su orgullo no la dejaba dar el brazo a torcer
- A mi me parece que estas exagerando, no tenes porque llevar las cosas a ese nivel.
- No, no estoy exagerando, yo no pienso estar en una relacion con alguien que maltrata a la gente que esta trabajando, como hiciste con el camarero en el bar, que me contesta mal en publico, como hiciste en el video club, y que se va gritando y cerrando la puerta de un portazo como hiciste aca hace un rato, porque se despertó de mal humor.  Yo siempre te trato bien, con respeto, te trato como a una persona adulta, pero vos te portas como una nenita malcriada, y ya me cansaste.
Sol lo miraba sorprendida, no podía creer el cambio de actitud en el.  La estaba poniendo nerviosa porque estaba hablando en serio. Y por otro lado algo en su actitud estaba comenzando a generarle otras sensaciones. Y sin pensarlo dos veces le dijo:
- Dejate de joder, estas haciendo un escandalo por nada.  Vamos a ver la película que alquilaste.
- Ok, se ve que no estas entendiendo.  Yo me voy, y quiero que vos pienses si estas dispuesta a seguir conmigo, pero a partir de ahora con mis reglas, no mas con las tuyas porque evidentemente no funcionan.
Sol lo vió pararse para volver a irse y sintió un vacio enorme en su estomago. Corrió hasta la puerta y le dijo
- Esperá.  No te vayas.  Si vos no estas conmigo yo me muero de tristeza.  No puedo ni pensar en tenerte lejos de mi vida.  Me haces mas feliz que nadie y tenes razon, a veces no se que me pasa, pero no puedo controlarme y trato mal a todo el mundo y te trato mal a vos que sos lo mas lindo de mi vida.  No se porque lo hago, pero de verdad no quiero que nos separe.  Decime vos que queres hacer, pero no te vayas!
Martin se dió vuelta, la miro muy serio, seguia enojado y le preguntó:
-Estas segura?
-Si. Estoy segura, no se de que, pero estoy segura de que quiero hacer lo que sea necesario para que estemos bien.
-Ok, vení para aca.
Y diciendo esto Martin la agarró de la oreja y la llevó hasta un rincón de la pared del living.
Sol abrió los ojos enormes y caminó atras de el sin atinar a abrir la boca, demasiado sorprendida todavía como para hablar.  Cuando llegaron al rincón el la solto y le dijo que se tenía que quedar ahi, con la nariz pegada a la pared y quieta y que aprovechara para pensar porque estaba en esa situacion y que es lo que la hacia portarse tan mal.  Y que lo pensará bien porque despues se lo iba a tener que explicar.
Sol se dió vuelta lo miró entre furiosa y sorprendida y le dijo que estaba loco si el creía que la podía tratar así, que que le pasaba, que quien se creia que era ella, a lo que el, ya absolutamente tranquilo con la decision tomada le dijo.
-No estoy loco, te estoy tratando como vos te mereces que te trate.  Desde hace cuatro horas que te estas portando como una nenita insoportable, malcriada, caprichosa e irrespetuosa.  Si queres que sigamos juntos a partir de ahora eso no va mas.  Y vas a hacer lo que yo te diga, sino me voy hasta que aceptes el castigo que te mereces por caprichosa.  Y si elegis seguir portandote  así yo te voy a seguir tratando de la misma manera.  Volve YA a poner la nariz en el rincón.
Sol lo miraba atonita.  No podía entender donde había quedado su novio dulce, tranquilo y paciente y tampoco de donde había salido este hombre autoritario, que la estaba excitando de una manera increible.  Y recurriendo a sus pucheros de siempre le dijo:
-Basta Martin, ya entendí.. basta - pero esta vez no le funcionó.
Martín acercó su cara a medio centimetro de la de ella y en voz muy baja, con un tono de autoridad que no dejaba lugar a réplica
-Vos no me escuchaste?  Volve YA a poner tu nariz en el rincón y te quedas ahi quietita pensando hasta que yo te diga, estamos de acuerdo?
Sol evaluó sus posibilidades medio segundo y decidió entregarse a lo que Martin le proponía, al fin y al cabo era el hombre que ella amaba, al fin y al cabo era verdad que ella era insufrible a veces, que no podía controlarse y que sus caprichos le daban verguenza hasta a ella misma.  Era verdad que no sabía porque lo hacía y que estaba dispuesta a todo por cambiar, porque el la perdonase y por seguir estando juntos.  Y a pesar de la verguenza que le daba hacer lo que el le estaba ordenando se dió vuelta enojada, pateando el piso en señal de disconformidad y se quedó mirando al rincón.
- No vuelvas a patear el piso así ni a refunfuñar si sabes lo que es bueno para vos.  Se acabaron tus caprichitos, tus malos modos y contestaciones, tus ataques de furia sin sentido.  Y te dije que apoyes la nariz en la pared y no te muevas.
Sol no lo podía creer, tenía 27 años, se consideraba toda una mujer y estaba parada en el rincón escuchando a su novio caminar por el living, la situación era absurda.  Aún así estaba empezando a sentir su propia excitacion y esto la confundia mucho mas aun.  La calentaba que su novio la tratara como a una nenita?  La calentaba que la castigara?  La calentaba no saber que iba a pasar de ahora en adelante?  No estar a cargo de la situacion?  No sabia que era, pero sin duda estaba muy pero muy caliente.  Y no queria que el lo supiera.
Mientras tanto Martin se había sentado en el sillón y desde ahi la miraba incapaz de ocultar su propia excitacion, sin saberlo había descubierto que el rol autoritario y dominante le salía con total naturalidad y que ademas le encantaba estar al mando.  Ver a su novia hermosisima de espaldas contra la pared, quietita, sabiendo la verguenza que ella estaria sintiendo lo estaba volviendo loco.  Pero por el momento solo pensaba hacer todo lo que fuera necesario para que ella entendiera que el no estaba jugando y que las cosas ya no iban a ser como habian sido hasta ese momento.
(continuará...)

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