miércoles, 12 de enero de 2011

Sol y Martin II

El primer año había sido idílico.  Se divertian muchisimo juntos, tenían muchas cosas en comun, amban el cine, las cenas con amigos, las charlas largas, el buen vino, disfrutaban caminando por la ciudad, visitando parques, yendose a distintos pueblitos los fines de semana y el sexo entre ellos era explosivo, mezcla de una gran pasion y mucha ternura.  Cada uno seguia viviendo en su casa, pero se veian casi todos los dias y dormían juntos varias veces por semana.  Para gran alegría de Martin, Sol amaba el sexo tanto como el, era curiosa, le gustaba cambiar, aprender cosas, era experta en provocarlo en lugares publicos porque le gustaba sentir su deseo durante todo el día hasta que estaban finalmente solos y el podía desquitarse.  El, a su vez,  sentia fascinacion por el cuerpo de Sol, esbelto, proporcionado, con pechos pequeños pero firmes y redondos, una cintura que se estrechaba delicadamente, y una cola que era su locura, no podía dejar de tocarla, agarrarla, lo hacía tanto en la casa, como en el auto, como en la calle y ella se quejaba, decía que no correspondía, pero en el fondo le encantaba saber que el no podía contenerse.  Eran en definitiva felices casi siempre.
 Pero pasado el año comenzaron a notar tambien sus grandes diferencias.  Martin era una persona metodica, aplicada, responsable al extremo, no solo con su trabajo sino con toda su vida, le encantaba mantener su casa en orden, era respetuoso con todo el mundo invariablemente.  Sol era, en cambio, mucho mas extrovertida, despistada, inconstante, cambiante, pasaba de una alegria extrema a un enojo tremendo, necesitaba que le presten atencion todo el tiempo y en muchas oportunidades (y esto era lo que mas problemas le traia con Martin) era demasiado caprichosa.  Ella alegaba que todo era culpa de sus padres, que siempre la habían malcriado dandole absolutamente todos los gustos y que era algo que ella no podía modificar.
Pero en general, mas allá de algunos enojos pasajeros, no habían tenido grandes problemas, si bien Martin ya le había advertido varias veces que no le gustaban para nada sus caprichos.
Esto cambió el día en que Sol agotó la enorme paciencia de Martin.  Era sábado y se habían encontrado a la mañana para desayunar, el estaba feliz de poder disfrutar todo el día con ella y no paraba de hacer planes, pero Sol, como solía sucederle algunos días, estaba de un humor espantoso, no le gustaba el bar donde estaban desayunando, el jugo le parecia feo, el cafe demsiado fuerte y las medialunas muy secas, el sol le molestaba y tenia sueño.  Martin decidió ignorarla y siguió con sus planes.  Le propuso ir a pasear en bicicleta, a lo que ella le respondió que no tenía ganas, que estaba cansada.  Entonces le propuso alquilar alguna película, pasar por el supermercado a comprar algo rico para almorzar y pasar la tarde en la cama descansando y mirando tele, y que despues a la noche verían que hacer.  Ella le respondió que le daba lo mismo, que hicieran lo que el quisiera.  Así que cuando finalmente terminaron de desayunar, despues de que ella le contestó mal al camarero porque tardó mas de cinco minutos en traer la cuenta, fueron a buscar una película al video club.  A ella ninguna le gustaba o ya las había visto, el eligió la que le pareció mejor.  Cuando estaban pagando la película, el le preguntó  si tenía cambio y ella le contestó - ¿Para colmo que elegis lo que vos queres tengo que pagar yo?- Martin comenzaba a cansarse de su mal humor. -Dejá, no te preocupes que le pido al chico que me cambie, pero trata de cambiar el humor que me estas cansando.  Sol lo miró haciendo pucheros como hacía siempre que el se enojaba sabiendo que Martin no podía resistirse.  El le sonrió y fueron al supermercado.  Decidieron hacer una picada así que se pusieron a buscar distintas cosas, pagaron y fueron a la casa de Sol.  Mientras Martin sacaba las cosas de las bolsas y las iba guardando Sol agarró el queso camembert lo mirá a Martín y le preguntá:
-¿Vos compraste esto?
-Sí, por?
-No sabes que no me gusta este queso?
-No, no sabía, pero hay otras cosas, el resto te gusta todo.
-No me importa si el resto me gusta o no, yo queria otro queso, vos lo sabías y compraste el que te gusta a vos.
-No Sol, no sabía que no te gustaba, podemos dejar de discutir por un queso por favor?
-No, no podemos.  Andate a la mierda vos y tu picada.  Hace lo que quieras, yo me voy a dormir.
Y se fue cerrando la puerta de la habitación con todas sus fuerzas.  Martin, que en ese punto sentía que estaba a punto de estallar agarró sus cosas y se fue.  Fue al bar de la esquina a tomar una cerveza y a pensar.  No era la primera vez que Sol tenía una rabieta sin ningun motivo.  A veces se portaba como si tuviera ocho años y el ya no lo soportaba mas.  Sabía que no quería mantener una relación en la que todo podía volar por los aires en cualquier momento, por cualquier motivo.  Fue en ese momento en el que decidió darle una vuelta de timón a su actitud para con Sol, esperando que fuera una solución para sus problemas, sabía que de otra manera la relación no iba a durar y el la quería demasiado como para perderla.
A la media hora de estar en el bar, como el ya sabía que iba a suceder, le llegó un mensaje de Sol. - Mi amor, donde te fuiste? Estas enojado? - A lo que el le respondió -Si, esta vez estoy muy enojado. Tengo que hablar con vos- Ella le dijo que lo estaba esperando
(continuará...)

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