miércoles, 12 de enero de 2011

Sol y Martin I

Sol conoció a Martin mientras cursaba la última materia de Diseño de Indumentaria.  Todas las tardes ella bajaba al bar de la facultad a tomar café, estudiar a veces y encontrarse con sus amigos siempre.  Uno de esos días ella estaba repasando antes de un examen y alguien le tocó el hombro para preguntarle si podía sentarse en su mesa ya que no había mas lugar.  Ella apenas levantó la vista para decir que si, que no habia problema, pero la mirada con la que se encontró la saco de su concentración.  Unos ojos verdes enormes, profundos, llenos de vida.  El se sentó frente a ella y enseguida sacó un cuaderno y se puso a escribir, sin volver a dirigirle la mirada.  Ella en cambio no pudo volver a estudiar, trataba de disimular pero no podía dejar de mirarlo.  Altisimo, morocho, cara de rasgos fuertes, espalda ancha, manos grandes.  Estaba realizando un escrutiño detallado del hombre que tenía enfrente cuando este levantó la vista y le preguntó -¿Estás bien?.  Sol sintío que se estaba poniendo colorada, aunque nadie lo percibiese era, para algunas cuestiones, muy tímida.  - Sí, estoy bien, nada mas estaba pensando en mi examen - mintió ella.  Y volvió a mirar su libro, aunque sin poder leer nada.  Al rato el se levantó, le agradeció el espacio en la mesa, le deseo suerte en su examen, y así sin mas salió por la puerta. 
Sol no lo podía creer, había conocido al hombre mas atractivo del universo y casi no había podido dirigirle la palabra, y el ya se había ido y no sabía ni siquiera su nombre... y para colmo ya tenía que entrar a dar el examen y no había terminado de estudiar.  Por supuesto que reprobo el examen.  Volvió a su casa enojadisima y sin cenar se fue a dormir.  No tenía ganas de hablar con nadie ni de hacer nada.  Pero tampoco le fue facil dormir, la imagen de ese hombre y su mirada volvían una y otra vez a su cabeza.  Fue esa noche cuando decidió que de alguna manera iba a volver a encontrarlo y que esa vez si iba a conseguir que el se fijará en ella.
Cuando se despertó al otro día se duchó y se puso el vestido negro que siempre le elogiaban. Ella no lo sabía, pero con su metro setenta de altura, sus piernas larguisimas, su cabello negro, largo y suelto, sus enormes ojos marrones y ese vestido cortísimo, era imposible para cualquier hombre no fijarse en ella, en su cuerpo, en su forma despojada de moverse, ajena a lo que provocaba.
Fue a trabajar y despues, como todos los días, a la facultad.  En el recreo bajo al bar sin notar las miradas que la perseguian, que se detenían en sus piernas, que cruzaba y volvía a cruzar ansiosa.  De pronto lo vió aparecer, por la puerta e inmediatamente bajo la mirada.  Ella quería hacer otra cosa, insinuarle algo, incitarlo a algo, pero no podía, su timidez inicial y su baja autoestima eran en general sus peores enemigas. 
Pero de pronto volvió a escuchar su voz al lado de ella, nuevamente preguntando si podía sentarse en su mesa.  -Si, por supuesto- contestó ella intentando sonreir.  Esta vez fue distinto, el se sentó e inmediatamente le preguntó - ¿Cómo te fue ayer en tu examen? - -La verdad que mal, no lo había preparado lo suficiente, no debería haberme presentado -  -Bueno, el mes que viene hay otro llamado a examenes, así que no te preocupes, vas a tener tiempo para prepararla. -¿Y vos que estudias?- - No, yo ya terminé hace unos años, soy arquitecto y  docente de una de las últimas materias de la carrera.- -¿Pero cuantos años tenes?- -34- contestó el - Y vos?- -Yo 26.
Y así siguieron charlando, ella se enteró que el se llamaba Martin, que trabajaba en un estudio de arquitectura, que vivía solo desde hacía diez años, que había estado en pareja pero que no había funcionado y se había separado hacía mas de un año, que le gustaban los deportes y el cine y que le resultaba una persona fascinante.  El por su lado descubrió que ella recien se habia mudado sola a un departamentito y que todavia no conseguia ordenar su nueva vida, que trabajaba como secretaria en un estudio de diseño, con el objetivo de terminar la carrera y pasar a trabajar como diseñadora, descubrió que le parecia una mujer sumamente atractiva, y sin pensarlo mas le propuso ir a cenar al día siguiente.  Ella aceptó tambien sin dudarlo, y sin poder creerlo.  Le dió su numero de telefono y el se fue a dar clases, y ella se quedó en el bar volando con sus pensamientos, sin siquiera recordar que tenía que asistir a una clase.
Volvió a su casa, cenó, prendió la tele solo por hacer algo y se puso a pensar como se iba a vestir al día siguiente.  Estaba en eso cuando le llegó un mensaje a su telefono. -No te lo dije hoy, pero te lo digo ahora.  Que linda que sos! Quiero que ya sea mañana-  Inmediatamente su corazon salto y su estomago se hizo un nudo, y empezó a reirse... hacía mucho tiempo que nadie le generaba esas sensaciones.  Y le contestó que ella también tenía muchas ganas de que fuese el otro día. 
Así fue como mensajes de texto mediante para coordinar la salida se encontraron en un bistró frances de Palermo.  El llegó temprano, ella llegó muy tarde, corriendo, hermosa y pidiendo disculpas, con el corazon aceleradisimo por el apuro y por los nervios.  Nunca le dijo que había estado horas pensando que ponerse, como peinarse, que se había maquillado y desmaquillado veinticinco veces. 
El eligió el vino, ella comió pastas y hablaron hablaron y hablaron durante horas.  El decidió que definitivamente ella le gustaba y ella supo que se iba a enamorar.
Quedaron en hablar al otro día y hacer algo el fin de semana.  Desde ese día no volvieron a separarse.
(continuara...)

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