lunes, 17 de enero de 2011

Por mentir II

Cuando Sol se despertó al otro lo vió a Martín sentado en la silla al lado de la cama mirandola muy serio.
- Hola mi amor!  Buen día - Lo saludo Sol sonriendo.
- Buen día.  Quiero que te levantes y que bajes conmigo al living.  Anda primero al baño si queres, y yo te espero abajo. 
- Ufffffff seguis enojado?
- Enojado no.  Decepcionado.  Y nada de lo que digas te va a salvar del castigo que te ganaste. Asi que te pido por favor que no pierdas tiempo y que a partir de ahora hagas todo lo que yo te digo si no queres empeorar las cosas.  En cinco minutos te espero en el living.  Ni uno mas.  Y quedate asi como estas con el shorcito y la remera, no vas a necesitar otra cosa.
Sol fue al baño y bajó enseguida.  No quería hacerlo enojar mas y queria terminar pronto con todo esto.  Sabía que tenía que aceptar su castigo, eran las reglas que el había impuesto y que ella había aceptado.
Cuando llegó al living el se acercó, la agarró de una oreja bien fuerte y la llevó al rincón a toda velocidad.
- Te vas a quedar ahi quieta, con las manos en la cabeza durante media hora.  Quiero que uses este tiempo para pensar en todas y cada una de las mentiras que me dijiste durante estos meses por no decirme la verdad en una primera instancia.  Yo mientras tanto voy a estar por aca mirandote.
Y Sol se quedó en el rincón pensando.. si Martin supiera lo que odio estar aca no me haría esto.  Tengo 27 años, no es justo que tenga que pasar por esto.  Pero yo lo acepte, yo le dije que podía castigarme cuando me portara mal, porque es verdad que a veces me porto pesimo.. pero que hago aca parada media hora mirando a la pared.. esto es horrible.  Si no le hubiera mentido ahora estaría andando a caballo...
Y así siguió pensando, sintiendo que el tiempo se le hacía eterno pero con miedo al o que vendría después.  Martín estaba muy decidido, se le notaba en la mirada... que castigo habría estado pensando durante la noche?
Finalmente pasó la media hora y escuchó a Martin detrás de ella, muy cerca:
- Ahora comienza tu castigo en serio.  Date vuelta por favor.
Sol se dió vuelta con la mirada baja.
- Mirame.  Ahora quiero que te saques el short y también la bombacha.  No los vas a necesitar mas.
- No Martin, por favor, no me hagas esto.  No me hagas sacar la ropa. No seas malo.  Sabes que me da mucha verguenza!  Por favor!
- Lo hubieras pensado antes.  Te voy a decir esto una sola vez, no quiero escuchar ni una sola queja mas.  Quiero que ya te bajes el short y la bombacha, que te los saques y los dejes doblados arriba de la mesa. YA MISMO si sabes lo que te conviene.
Sol sabia que no había nada que pudiera hacer, pero tener que desnudarse ella para su castigo le resultaba demasiado humillante, y que el la viera asi tambien.  Y por alguna extraña razon estar desnuda de la cintura para abajo la hacia sentir mas su desnudez.
Finalmente lo hizo, se sacó el short y despues la bombacha y los llevó hasta la mesa sintiendo la mirada de Martin que la seguia.  Volvió a donde estaba Martin, el volvió a agarrarla de la oreja y la llevó hasta el sillón, donde el se sentó y la dejó parada frente a él.  Sol instintivamente trató de taparse con las manos.  El la veía desnuda casí todos los días, pero esta situación era distinta.  Se sentía chiquita y no soportaba que el la viese.  Pero Martín, que pensaba que la verguenza era parte importante del castigo le dijo:
- Pone las manos al costado de tu cuerpo.  Como ya te lo dije en otra oportunidad, tus actitudes son las de una nenita irresponsable y caprichosa, asi que así te voy a tratar a partir de ahora y hasta que se termine tu castigo.  Ahora te vas a acostar boca abajo en mis rodillas con la colita para arriba.  Te voy a hacer chas chas hasta dejartela colorada como un tomate y bien bien caliente.  Durante toda la semana cada vez que te sientes vas a recordar porque no debes ser mentirosa.  Y esto es solo una parte del castigo, así que preparate, despues te voy a contar como sigue.  Ahora vení para aca y ponete como te dije.
Sol resignada ante el castigo se acostó sobre sus rodillas no queriendo empeorar su situación.  Y al mismo tiempo, como siempre que el la castigaba y la trataba como a una nena, ya estaba completamente excitada.  Sabía que se estaba mojando, las mariposas del estomago se le movían por todo el cuerpo.  Pero enseguida sintió el primer chirlo.  Esta vez Martin no se detuvo a retarla ni a acariciarle la cola, simplemente comenzó instantaneamente, un chirlo tras otro, tomandose el tiempo necesario para que ella lo sintiera bien antes del siguiente.  Con su mano enorme primero de un lado y despues del otro, subiendo y bajando para asegurarse de cubrir bien toda la cola.  Martin queria que quedase de un rojo furioso y parejo. Sol se mantuvo estóica y callada dispuesta a no demostrarle que le dolía.  No sabía porque, pero su orgullo le impedía demostrar las sensaciones que le generaba el castigo.  Cuando para Sol había pasado al menos media hora, pero para el reloj solamente tres minutos Martin se detuvo.  Sol orgullosa de no haberse quejado intentó levantarse, pero Martin la tenía presionada por la espalda:
- Y quien te dijo que te levantes?  Yo no se que pensas vos, pero esto fue solo un calentamiento.  Tu castigo real comienza ahora...
- Nooooooo Martin!  Por favor! - Sol no lo podía creer!  No sabía como iba a aguantar el resto del castigo.
- Nada de por favor.  El que decide como y cuanto te castiga soy yo.  Y si pensas que con un par de chirlos se solucionan cuatro meses de mentira estas completamente equivocado.  Hacete a la idea de que este castigo va a durar mucho mucho tiempo.  Muchos dias.
Cuando Sol escuchó esto toda su decision de mantenerse firme, demostrando que era una persona adulta y que podía aguantar su castigo, se esfumo y comenzó a patalear y a pedir por favor como lo haría una nena de cinco años.
- Noooooooo, por favor por favor!  Te juro que ya entendí  y que estoy arrepentida!! Por favor, no quiero maaas!  Me dueleeeee!
- Te duele y te va a doler mucho mas.  Te repito que recien empiezo y quiero que esta sea una lección que no olvides facilmente.  Ahora, voy a seguir durante cinco minutos mas.  Quiero que mires el reloj que tenes enfrente tuyo para que sepas el tiempo que falta.  Asi va a terminar la primera parte de tu castigo.
Y acto seguido volvió a comenzar, pero esta vez mas fuerte y mas rapido, le daba cinco o seis chirlos en el mismo lugar y luego se movía a otro.  Sol comenzó a patalear perdiendo toda su verguenza, parecia que estuviera corriendo sin moverse de su sitio.  Cuando miró el reloj creyendo que el tiempo ya estaba por terminar y vió que sólo había pasado un minuto comenzó a llorar pidiendole de todas las formas imaginables a Martin que se detuviera y prometiendole todo lo que pasaba por su mente, pero Martin simplemente la agarró mas firmemente por la cintura y continuo al mismo ritmo.  Cuando finalmente llegó el último minuto Martin le dijo:
-Ahora que solo falta un minuto me voy a ocupar de que no te puedas sentar comoda por un buen tiempo.
-Nooooooooo por favor por favor!!! Basta!! Voy a ser buena, me voy a portar bien!
Pero Martin ajustando su brazo alrededor de la cintura de Sol comenzo a pegarle en la parte mas baja de las piernas donde se juntan con la cola muy rapido.  El sabía que en esa parte la piel era muy sensible, pero quería dejar una buena impresión.  A esa altura Sol ya no se resistía y lloraba desconsolada sintiendo su cola caliente y enorme.  Finalmente Martin se detuvo y sin darle tiempo a nada la levantó la agarró fuerte por la oreja y la llevó al rincón.´  Sol fue atrás de el frotandosé desesperadamente la cola tratando de apagar el incendio que allí tenía.  Le picaba, le dolía.
Cuando llegarón al rincón Martin la puso de cara contra la pared
-Quien te dió permiso para tocarte la cola eh?
Y ahi sin mas le dió dos chirlos en cada nalga muy fuertes que la hicieron correr en el lugar. 
- Pone ya mismo las manos en la cabeza y la nariz contra la pared.  La espalda bien arqueada que quiero ver bien para afuera la cola.  Y no se te ocurra moverte si no queres mas chirlos y por lo que veo no creo que los quieras..  No sabes lo colorada que tenes la cola, y ademas parece que brillara.  Es una belleza, ojala lo pudieras apreciar - Dijo Martin con su humor tan particular.  Sol sollozando en el rincón solo necesitaba aplacar el ardor de su cola.  Sentía como si mil abejas la hubieran picado y ella sin poder siquiera tocarse para aliviar el dolor.
Martin se fue hasta la otra punta del living y corrió las cortinas de la puerta-ventana que da al balcón dejandola abierta de par en par.
Sol se dió vuelta cuando escuchó el ruido y le gritó
-Que haces!  Me pueden ver los vecinos del edificio de enfrente! - Tapandose instintivamente.
- Volve ya mismo a tu posicion.  Ayer me hiciste quedar en evidencia frente a todo el mundo en la facultad, y no te importo.  Vos sabes como me sentí yo ayer cuando todos me miraban sin poder entender como yo no sabía donde estaba mi mujer?  A vos te parece que a mi no me dió verguenza?  Ahora no quiero escuchar ni una queja.  Me alegra que te de verguenza porque es la idea.  Y con el color de tu cola cualquier que se asome a la ventana la va a ver en un segundo, y no sabes el espectaculo que das.  Una mujer de tu edad en el rincon con la cola colorada al aire.  Pero a lo mejor la verguenza te ayuda a crecer. 
Ahora te vas a quedar ahi por media hora, y vamos a pasar a la segunda parte de tu castigo y no quiero escuchar ni una palabra.
Y diciendo esto se fue sentar al sillón a tomar un cafe y a disfrutar de su obra maestra.  Todavia le sorprendia cuanto lo calentaba verla asi, castigada como una nenita malcriada, saber que el tenía el poder.  Lo volvía loco.. y todavía no habia terminado...
(Continuará...)

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