viernes, 19 de agosto de 2011

La fiesta de la empresa II

Al otro día Sol se despertó tarde, ya cerca del mediodia.  Tardo unos segundos en recordar lo que había sucedido la noche anterior y cuando todo volvió a su memoria supo instantaneamente que estaba en graves problemas.  No paraba de repetirse para si misma como podía haber sido tan desubicada, porque no había dejado de tomar cuando todavia estaba bien.  Le volvia a la cabeza la imagen de ella bailando descontrolada con los compañeros de Martin y no lo podia creer. 
Se levantó sigilosamente de la cama y fue directo al baño.  Necesitaba lavarse la cara, despejarse un poco para poder pensar mejor.  Necesitaba encontrar las palabras para pedirle disculpas a Martin, pero no las encontraba.
Finalmente se animo a salir de la habitación y fue a la cocina a prepararse un cafe.  Ahí estaba Martin, sentado leyendo el diario, levantó la cabeza para mirarla con una seriedad muy poco habitual en el.
-Buen día mi amor - Saludo Sol intentando hacer como si nada hubiera sucedido.
- No son buenos Sol, que bueno que te hayas levantado porque vos y yo tenemos muchas cosas pendientes.  Termina de hacer ese café, traelo a la mesa y sentate que vamos a hablar.  En realidad yo voy a hablar y vos vas a escucharme sin abrir la boca, si sabes lo que es bueno para vos.
Sol estaba angustiadisima por la culpa, sabía lo importante que era el trabajo para Martin, sabia como se esforzaba el para mantener su buena imagen y reputacion y a ella le habia sobrado con un par de horas para hacerlo quedar muy mal.  Mientras pensaba, termino de prepararse el cafe y se sentó en la mesa, lo mas lejos de el que pudo.  No sabía como enfrentarlo, no sabía lo que el le iba a decir aunque podía sospechar que ahora iba a ser ella quien pasase un momento desagradable.
Martín dobló el diario, lo dejó al costado y mirandolo muy serio le dijo: - La de anoche fue una de las peores de mi vida.  Había pensado todo para que la pasemos bien los dos, para que te sientas integrada a mi vida, para sentirme orgulloso ante todos por la mujer que tengo a mi lado.  Pero por tu inconciencia, por tu falta de control, me hiciste pasar muchisima verguenza y no solo eso, mas allá de mi, el espectaculo que diste te hizo quedar a vos como una persona vulgar, desubicada. Yo ya intente de todo por las buenas para que entiendas como te tenes que comportar, como corresponde que te comportes a tu edad, pero evidentemente no entendes, no hay forma que entiendas y elegis seguir comportandote como una adolescente descontrolada.  Yo te quiero, te quiero con toda mi alma, pero si vamos a compartir la vida, si vamos a formar una familia, a partir de este mismo momento las cosas, todas las cosas las vamos a hacer a mi manera.
Martin dijo todo esto de un tiron, casi sin parar a respirar y Sol solo lo miraba aferrada a su taza sintiendese cada vez mas avergonzada, y ahora preocupada.  Martin siguió, mas lento, mas serio:
- Como ya te dije anoche me hiciste pasar la peor verguenza de mi vida.  Por eso te voy a castigar.  Vas a darte cuenta de lo feo que es sentir tanta verguenza.  Y te vas a arrepentir tanto que de aca en adelante cada vez que estes por hacer algo sin pensarlo antes te vas a acordar de este castigo.  Ahora por favor, parate y vení aca donde estoy yo.-
Sol no había abierto la boca, no sabía que decir porque el tenía razon.  Pero no quería saber nada con ningun castigo.  Se quedó sentada un segundo pensando si podía decir algo en su favor, pero no se le ocurrío nada.  Finalmente, sin querer agravar la situación, se paró y fue hasta donde el estaba sentado.
Martin se paró, la agarró fuerte de una oreja y la llevó casí a la rastra hasta el centro del living.  Soltandole la oreja agarró su camisón y se lo sacó dejandola practicamente desnuda, solo con su bombacha. 
Sol enseguida se tapó los pechos con los brazos pero el enseguida se los agarró y se los puso al costado del cuerpo.
-Te vas a quedar ahi parada, con los brazos al costado del cuerpo sin moverte, quietita como un soldado y sin abrir la boca, estamos de acuerdo?
Sol asintió con la cabeza, ya estaba en demasiados problemas como para contradecirlo, y Martin se fue a la habitación volviendo a los pocos segundos con la filmadora.  La apoyó en la mesa, apuntando hacia donde estaba Sol, estuvo unos segundos acomodandola de la mejor manera y le dijo: - Como te gusta que te miren vamos a filmarte, despues vemos a quien le vamos a mostrar el nuevo espectaculo que vas a dar hoy.-
Continuara...

lunes, 8 de agosto de 2011

La fiesta de la empresa I

Esa noche era la fiesta de fin de año de la empresa de Martin y Sol iba a ir con el.  Estaba realmente feliz porque cada vez que Martin la incluia en sus actividades ella se sentia mas parte de su vida, de su realidad y mas cerca de poder cumplir todos lo sueños que tenian como pareja.
Paso por la peluqueria al salir del trabajo y se fue rápido a su casa a prepararse.  Se duchó y se puso el vestido que había comprado la semana anterior para la ocasión.  Un vestido precioso, negro, elegantisimo, con un escote pronunciado pero a la vez discreto, corto pero delicado.  Se sentía preciosa y estaba preciosa.
Cuando Martin llegó ella lo estaba esperando ya lista para salir, ansiosa y contenta.  Cuando el entró no pudo mas que sonreir, abrazarla y decirle lo hermosa que estaba y lo feliz que lo hacia saber que se había puesto así de linda para el.
Enseguida Martin se cambió el traje y salieron para la fiesta porque ya era la hora.
Durante el camino ella le preguntó por enésima vez quien era quien, quien era su jefe, como se llamaba su esposa, como eran las esposas de sus compañeros, si estaba seguro de que su vestido era acorde a la situación.
-Tranquila mi amor, estas preciosa y yo no puedo estar mas feliz de que me acompañes y poder presentarte a todos mis amigos y compañeros-  Le dijo Martin porque realmente lo sentía y también para tranquilizarla, sabía que cuando Sol estaba muy nerviosa era mas propensa a hablar de más, a decir cosas fuera de lugar.
Llegaron al salón y ya habían llegado la mayoría de los invitados.  Martín la tomo de la mano a Sol y le fue presentando a todas las personas de su grupo mas cercano.  Sol radiante saludaba a uno por uno y enseguida se armó una animada charla general acerca de las trivialidades que son habituales en ese tipo de eventos.
En cuanto un camarero paso cerca todos se sirvieron una copa de vino y continuaron la charla un rato mas hasta que pasaron a las mesas.
Sol sentía que ya había pasado la prueba de fuego y que podía relajarse, había notado la mirada aprobadora de todos los hombres y la de admiración de la mayoría de las mujeres. 
Una vez en la mesa decidieron brindar por el encuentro y así lo hicieron.
La noche continuo muy entretenida y para el momento del postre Sol ya había tomado aproximadamente cinco copas de vino y estaba notoriamente, al menos para Martin, alegre, por decirlo de alguna manera. 
-Mi amor, por favor, para de tomar porque te vas a emborrachar - Le dijo el serio pero cariñoso.
-Quedate tranquilo mi vida, estoy perfecta - le contesto ella, que odiaba, siempre odiaba que le digan que hacer.
Terminada la cena llegó la hora del baile y todos, gente joven al fin, se levantaron y fueron a la pista de baile.  Sol le aviso a Martin que iba a pasar al toilette, y en el camino de vuelta paro en la barra a pedir un trago, siempre le gustaron las caipirovskas y esa noche tenia realmente muchas ganas de divertirse.  Volvió a la pista con su trago y se puso a bailar con Martin, que cuando vio el vaso de ella la miró serio, pero no dijo nada.  Bailaron todos en grupo y cada uno con su pareja.  Volvió a pasar un camarero y Sol rapidamente dejó su vaso y agarró otro sin que Martin la viera. 
Para la tercer caipirovsca estaba evidentemente borracha y su baile se estaba convirtiendo en un espectaculo general.  Había empezado la musica lenta y bailaba provocativamente pegando su cuerpo al de Martin y moviendose sinuosamente contra su cuerpo.
-Sol, por favor, para porque nos estan mirando.  Acordate que estamos en una fiesta de MI trabajo, no me hagas pasar papelones -
- Puede ser que siempre me estes controlando? No ves que la estoy pasando bien? Me tenes cansada!- Le contesto Sol en un tono tan elevado que todos pudieron escucharla.
Evidentemente ofuscado, pero tratando de apaciguar la situación Martin le dijo a Sol que no tenía mas ganas de bailar y que prefería que fueran a sentarse. - Anda vos, yo quiero bailar - Le contestó Sol, y se quedó sola en la pista mientras Martin, furioso, volvia a la mesa con algunos de sus compañeros.
No habían pasado mas de tres minutos cuando desde la mesa Martin vio un circulo de gente aplaudiendo y supo instantaneamente que quien estaba en el centro era su novia.
Se acercó y entonces la vió a Sol bailando en el centro, con movimientos completamente provocativos, moviendo la cadera y agachandose hasta el piso y volviendo a subir y luego acercandose a algunos de los hombres del circulo y bailar de esa manera excesivamente sexual con ellos.
Martin decidió poner fin a esa situación que ya lo había dejado en ridiculo con todos los empleados de su empresa, pidió permiso, pasó al centro del circulo y agarró a Sol por el brazo diciendole - Se acabó tu espectaculo.  Como evidentemente no sabes comportarte nos vamos a casa y ahi vamos a hablar - Sin importarle quien pudiera escuchar.  Y sin saludar a nadie, y sin soltarle el brazo la sacó casi a la rastra de la fiesta mientras ella se reía sin parar gritandole que era un aburrido.
La subió al auto y le pidió que por favor se quedará callada porque no quería hablar con ella hasta llegar a la casa.
-Martiiiin, no seas malo, si la estabamos pasando bien!!!!
-Mira, vos no estas en condiciones de hablar de nada, yo estoy demasiado enojado y no quiero decirte nada de lo que despues me vaya a arrepentir.  Me hiciste quedar como el culo con todos mis compañeros y mi jefe.  Ahora cuando lleguemos a casa te vas directamente a la cama y mañana cuando ya no estes mas borracha vamos a hablar.  Hoy no.  Y no te quiero escuchar.
Sol se dió cuenta que había metido la pata y sabía lo que se le venía encima, pero estaba tan mareada que no podía pensar con claridad, asi que decidió quedarse callada y en menos de dos minutos estaba durmiendo en el auto.  Cuando llegaron a la casa Martin la despertó, la ayudó a llegar a la habitación, le sacó el vestido y la metió en la cama, y se fue a tomar un cafe al living.  Estaba realmente furioso, sabía que nadie en su trabajo le iba a decir nada, pero que a esas alturas todos deberían estar comentando el espectaculo de Sol.  Siempre le pasaba lo mismo, la amaba con todo su corazón y se divertía muchisimo con ella, pero lidiar con sus actitudes infantiles, con sus berrinches, con su falta de sentido común se hacía muy dificil.  De todas maneras ya había decidido en el momento en que la sacó de la fiesta que esta vez el castigo iba a ser uno que ella no iba a olvidar.  De alguna manera iba a lograr que ella se arrepintiera y no le quedaran ganas de volver a hacerle pasar tanta verguenza delante de los demas.
Tenía toda la noche para pensar como la iba a castigar.

lunes, 17 de enero de 2011

Por mentir III

Paso la media hora y Sol se tranquilizó, finalmente pudo dejar de llorar.  Pero no podía dejar de pensar que su castigo no había terminado. Martin se le acercó y agarrandola de una oreja la llevó nuevamente hasta el sillón.  Entonces Sol vió que había puesto unos almohadones sobre la mesa ratona.
-Quiero que te arrodilles en el piso y que pongas la panza sobre los almohadones y con las manos agarres la otra punta de la mesa.  Tu cola tiene que quedar bien para arriba.  A ver como lo haces?
Sol no queria mas problemas, asi que comiendose su orgullo y su verguenza hizo lo que le pedía.
-Muy bien.  La colita bien parada.  Ahora quiero que separes las rodillas.  Que abras bien las piernas.
Sol sabía que podía verla toda.  En esa posición no quedaba nada oculto y nuevamente sintió que su cara estaba bordó.  Por suerte desde el lugar en donde estaba nadie la podía ver por el balcón.
Y para aumentar su verguenza Martin se paro atras de ella y comenzó a acariciarla.
- Mi vida, no sabes lo hermosa que estas así.  Me encanta mirarte.
Mientras lentamente deslizaba la mano primero sobre las nalgas y despues entre ellas, suavemente deteniendose en el agujerito y haciendo movimientos circulares con el dedo indice.
- Pero mirá que apretadito esta, no mi amor?
-Martiiiiin! basta por favor?
-Que, no te gusta? - Dijo Martin bajando con la mano hasta su conchita, y comenzando a acariciarla con un solo dedo, abriendose paso entre los labios. - Mmmmm estas muy mojada!!! Pero que nena tan mala!  Yo te estoy castigando y vos mira como estas, toda mojada, moviendo la cola como una perrita para que te siga tocando.
A Sol la seguía asustando su castigo, pero la forma en la que el la tocaba no la dejaba pensar.  Solo queria que el la siga tocando. Y el seguía.  Le estaba acariciando rítmicamente el clitoris.  El amaba su cuerpo y sabía como tocarla para volverla loca.  Ella se movía cada vez mas rápido contra su mano queriendo mas y mas pero cuando estaba perdida en sus sentimientos a punto de acabar un chirlo muy fuerte en el medio de la cola la trajo de nuevo a la realidad.
- Vos te olvidaste que esto es un castigo?  Porque yo no.  Te portaste muy mal! 
- No Martin! Por favor! Seguíiiii!
- Que siga?  Las nenas malas no pueden acabar.  Durante todo el fin de semana tenes prohibido acabar!  Y ni se te ocurra tocarte porque vos sabes que yo me doy cuenta y voy a volver a empezar con todo desde cero.
Sol se quería morir.  Estaba en un estado de excitacion enorme y no se podía imaginar como iba a aguantar todo el fin de semana, pero no tuvo mucho tiempo para pensar. 
De pronto sintió un dolor distinto en una de sus nalgas.  Se dió vuelta para mirar y vió que Martin tenía en la mano la espatula de madera de la cocina. 
-Ahora te voy a dar 100 veces con la espátula.  No quiero que cierres las piernas, y no te tapes con las manos, sino voy a tener que atarte porque no te quiero lastimar.  Si haces cualquiera de estas dos cosas empiezo la cuenta desde cero.  Las voy a contar yo.
Y así comenzó, UNO, en la parte alta de la cola, DOS, en la parte baja, TRES, en el medio, CUATRO en la parte alta del otro lado.  Así siguio hasta ochenta, momento para el cual Sol ya estaba llorando de nuevo y su cola nuevamente coloradisima, con algunas marcas un poco mas oscuras, pero había aguantado sin moverse.   Las ultimas veinte fueron las peores.  Martin con una mano le separó las nalgas y con la espátula finita le dió diez chirlos de cada lado, bien cerca del orificio, donde la piel estaba todavía bien blanca.
Ante cada uno Sol no podía evitar dar un respingo y un pequeño grito, conteniendose para no alertar a los vecinos.
Finalmente terminó y Martin le dijo que podía levantarse y que tenía un minuto para frotarse la cola.  Sol sin importarle la imagen que pudiera dar comenzó a dar vueltas por la habitación agarrandose la cola con las dos manos tratando de aliviar el dolor.
Martin la miraba sin poder evitar sonreir.  Cuando finalmente Sol se tranquilizó Martin se acercó a ella y la abrazó.
-Yo espero mi amor que esto te haya servido para aprender a no mentir, para aprender a hacerte cargo de tus actos y de tus errores.  Te vuelvo a decir que si tengo que repetirlo lo voy a hacer sin ningun problema asi que espero que lo pienses dos veces la proxima vez.
- Ya aprendí mi amor! Te juro que ya aprendí!  Me voy a portar bien siempre!
Martin sonrió sabiendo que no pasaría mucho tiempo hasta que volvieran a estar en una situación similar.  Sabía que por mas que lo intentará estaba en su naturaleza ser malcriada.  Pero el estaba feliz.  Si bien lo volvía loco muchas veces, el la amaba tal y como era.  Y no había nada que le gustará mas que tener motivos para castigarla.
-Bueno, ahora, como tu castigo va a durar todo el fin de semana, hasta mañana a la noche tenes prohibido volver a usar ni pantalones, ni pollera, ni bombacha.  Vas a estar todo el día de hoy y el de mañana sin salir de casa y con la cola al aire para que recuerdes tu castigo.
- Noooooooo mi amor!  No seas malo!
- Nada de no seas malo.  Y mañana a la noche, antes de irte a la cama te voy a dar 100 chirlos con la chancleta para que te vayas a dormir bien calentita, estamos de acuerdo?
- Pero no puedo estar así!  Por favor!  Dejame ponerme algo!
- No. Y se termino.  Además quiero que ya mismo te pongas a limpiar la casa.  Por haberte portado tan mal en lugar de pasar el fin de semana en el campo lo vas a pasar aca en casa castigada, limpiando la ropa, los platos, ordenando todos los placares, y todo esto con la cola al aire colorada como un tomate para que yo pueda mirarla y tocarla cada vez que tenga ganas.  Ahhh, y no vamos a cerrar ninguna cortina ni persiana.  A mi me gusta que entre la luz y si algun vecino tiene ganas de mirar para aca.. y bueno, te va a ver la cola.  Que le vamos a hacer.  Vos te lo buscaste.  Calculo que la proxima antes de mentirme lo vas a pensar, y sino, ya sabes lo que te va a pasar....
- Sos tan tan tan malo!
- Sos tan tan tan malcriada!
-Pero me perdonaste?
-Si. Te perdone.
-Y me amas?
-Con toda mi alma
-Y me vas a hacer el amor
-El lunes
-UFA!!!!

Por mentir II

Cuando Sol se despertó al otro lo vió a Martín sentado en la silla al lado de la cama mirandola muy serio.
- Hola mi amor!  Buen día - Lo saludo Sol sonriendo.
- Buen día.  Quiero que te levantes y que bajes conmigo al living.  Anda primero al baño si queres, y yo te espero abajo. 
- Ufffffff seguis enojado?
- Enojado no.  Decepcionado.  Y nada de lo que digas te va a salvar del castigo que te ganaste. Asi que te pido por favor que no pierdas tiempo y que a partir de ahora hagas todo lo que yo te digo si no queres empeorar las cosas.  En cinco minutos te espero en el living.  Ni uno mas.  Y quedate asi como estas con el shorcito y la remera, no vas a necesitar otra cosa.
Sol fue al baño y bajó enseguida.  No quería hacerlo enojar mas y queria terminar pronto con todo esto.  Sabía que tenía que aceptar su castigo, eran las reglas que el había impuesto y que ella había aceptado.
Cuando llegó al living el se acercó, la agarró de una oreja bien fuerte y la llevó al rincón a toda velocidad.
- Te vas a quedar ahi quieta, con las manos en la cabeza durante media hora.  Quiero que uses este tiempo para pensar en todas y cada una de las mentiras que me dijiste durante estos meses por no decirme la verdad en una primera instancia.  Yo mientras tanto voy a estar por aca mirandote.
Y Sol se quedó en el rincón pensando.. si Martin supiera lo que odio estar aca no me haría esto.  Tengo 27 años, no es justo que tenga que pasar por esto.  Pero yo lo acepte, yo le dije que podía castigarme cuando me portara mal, porque es verdad que a veces me porto pesimo.. pero que hago aca parada media hora mirando a la pared.. esto es horrible.  Si no le hubiera mentido ahora estaría andando a caballo...
Y así siguió pensando, sintiendo que el tiempo se le hacía eterno pero con miedo al o que vendría después.  Martín estaba muy decidido, se le notaba en la mirada... que castigo habría estado pensando durante la noche?
Finalmente pasó la media hora y escuchó a Martin detrás de ella, muy cerca:
- Ahora comienza tu castigo en serio.  Date vuelta por favor.
Sol se dió vuelta con la mirada baja.
- Mirame.  Ahora quiero que te saques el short y también la bombacha.  No los vas a necesitar mas.
- No Martin, por favor, no me hagas esto.  No me hagas sacar la ropa. No seas malo.  Sabes que me da mucha verguenza!  Por favor!
- Lo hubieras pensado antes.  Te voy a decir esto una sola vez, no quiero escuchar ni una sola queja mas.  Quiero que ya te bajes el short y la bombacha, que te los saques y los dejes doblados arriba de la mesa. YA MISMO si sabes lo que te conviene.
Sol sabia que no había nada que pudiera hacer, pero tener que desnudarse ella para su castigo le resultaba demasiado humillante, y que el la viera asi tambien.  Y por alguna extraña razon estar desnuda de la cintura para abajo la hacia sentir mas su desnudez.
Finalmente lo hizo, se sacó el short y despues la bombacha y los llevó hasta la mesa sintiendo la mirada de Martin que la seguia.  Volvió a donde estaba Martin, el volvió a agarrarla de la oreja y la llevó hasta el sillón, donde el se sentó y la dejó parada frente a él.  Sol instintivamente trató de taparse con las manos.  El la veía desnuda casí todos los días, pero esta situación era distinta.  Se sentía chiquita y no soportaba que el la viese.  Pero Martín, que pensaba que la verguenza era parte importante del castigo le dijo:
- Pone las manos al costado de tu cuerpo.  Como ya te lo dije en otra oportunidad, tus actitudes son las de una nenita irresponsable y caprichosa, asi que así te voy a tratar a partir de ahora y hasta que se termine tu castigo.  Ahora te vas a acostar boca abajo en mis rodillas con la colita para arriba.  Te voy a hacer chas chas hasta dejartela colorada como un tomate y bien bien caliente.  Durante toda la semana cada vez que te sientes vas a recordar porque no debes ser mentirosa.  Y esto es solo una parte del castigo, así que preparate, despues te voy a contar como sigue.  Ahora vení para aca y ponete como te dije.
Sol resignada ante el castigo se acostó sobre sus rodillas no queriendo empeorar su situación.  Y al mismo tiempo, como siempre que el la castigaba y la trataba como a una nena, ya estaba completamente excitada.  Sabía que se estaba mojando, las mariposas del estomago se le movían por todo el cuerpo.  Pero enseguida sintió el primer chirlo.  Esta vez Martin no se detuvo a retarla ni a acariciarle la cola, simplemente comenzó instantaneamente, un chirlo tras otro, tomandose el tiempo necesario para que ella lo sintiera bien antes del siguiente.  Con su mano enorme primero de un lado y despues del otro, subiendo y bajando para asegurarse de cubrir bien toda la cola.  Martin queria que quedase de un rojo furioso y parejo. Sol se mantuvo estóica y callada dispuesta a no demostrarle que le dolía.  No sabía porque, pero su orgullo le impedía demostrar las sensaciones que le generaba el castigo.  Cuando para Sol había pasado al menos media hora, pero para el reloj solamente tres minutos Martin se detuvo.  Sol orgullosa de no haberse quejado intentó levantarse, pero Martin la tenía presionada por la espalda:
- Y quien te dijo que te levantes?  Yo no se que pensas vos, pero esto fue solo un calentamiento.  Tu castigo real comienza ahora...
- Nooooooo Martin!  Por favor! - Sol no lo podía creer!  No sabía como iba a aguantar el resto del castigo.
- Nada de por favor.  El que decide como y cuanto te castiga soy yo.  Y si pensas que con un par de chirlos se solucionan cuatro meses de mentira estas completamente equivocado.  Hacete a la idea de que este castigo va a durar mucho mucho tiempo.  Muchos dias.
Cuando Sol escuchó esto toda su decision de mantenerse firme, demostrando que era una persona adulta y que podía aguantar su castigo, se esfumo y comenzó a patalear y a pedir por favor como lo haría una nena de cinco años.
- Noooooooo, por favor por favor!  Te juro que ya entendí  y que estoy arrepentida!! Por favor, no quiero maaas!  Me dueleeeee!
- Te duele y te va a doler mucho mas.  Te repito que recien empiezo y quiero que esta sea una lección que no olvides facilmente.  Ahora, voy a seguir durante cinco minutos mas.  Quiero que mires el reloj que tenes enfrente tuyo para que sepas el tiempo que falta.  Asi va a terminar la primera parte de tu castigo.
Y acto seguido volvió a comenzar, pero esta vez mas fuerte y mas rapido, le daba cinco o seis chirlos en el mismo lugar y luego se movía a otro.  Sol comenzó a patalear perdiendo toda su verguenza, parecia que estuviera corriendo sin moverse de su sitio.  Cuando miró el reloj creyendo que el tiempo ya estaba por terminar y vió que sólo había pasado un minuto comenzó a llorar pidiendole de todas las formas imaginables a Martin que se detuviera y prometiendole todo lo que pasaba por su mente, pero Martin simplemente la agarró mas firmemente por la cintura y continuo al mismo ritmo.  Cuando finalmente llegó el último minuto Martin le dijo:
-Ahora que solo falta un minuto me voy a ocupar de que no te puedas sentar comoda por un buen tiempo.
-Nooooooooo por favor por favor!!! Basta!! Voy a ser buena, me voy a portar bien!
Pero Martin ajustando su brazo alrededor de la cintura de Sol comenzo a pegarle en la parte mas baja de las piernas donde se juntan con la cola muy rapido.  El sabía que en esa parte la piel era muy sensible, pero quería dejar una buena impresión.  A esa altura Sol ya no se resistía y lloraba desconsolada sintiendo su cola caliente y enorme.  Finalmente Martin se detuvo y sin darle tiempo a nada la levantó la agarró fuerte por la oreja y la llevó al rincón.´  Sol fue atrás de el frotandosé desesperadamente la cola tratando de apagar el incendio que allí tenía.  Le picaba, le dolía.
Cuando llegarón al rincón Martin la puso de cara contra la pared
-Quien te dió permiso para tocarte la cola eh?
Y ahi sin mas le dió dos chirlos en cada nalga muy fuertes que la hicieron correr en el lugar. 
- Pone ya mismo las manos en la cabeza y la nariz contra la pared.  La espalda bien arqueada que quiero ver bien para afuera la cola.  Y no se te ocurra moverte si no queres mas chirlos y por lo que veo no creo que los quieras..  No sabes lo colorada que tenes la cola, y ademas parece que brillara.  Es una belleza, ojala lo pudieras apreciar - Dijo Martin con su humor tan particular.  Sol sollozando en el rincón solo necesitaba aplacar el ardor de su cola.  Sentía como si mil abejas la hubieran picado y ella sin poder siquiera tocarse para aliviar el dolor.
Martin se fue hasta la otra punta del living y corrió las cortinas de la puerta-ventana que da al balcón dejandola abierta de par en par.
Sol se dió vuelta cuando escuchó el ruido y le gritó
-Que haces!  Me pueden ver los vecinos del edificio de enfrente! - Tapandose instintivamente.
- Volve ya mismo a tu posicion.  Ayer me hiciste quedar en evidencia frente a todo el mundo en la facultad, y no te importo.  Vos sabes como me sentí yo ayer cuando todos me miraban sin poder entender como yo no sabía donde estaba mi mujer?  A vos te parece que a mi no me dió verguenza?  Ahora no quiero escuchar ni una queja.  Me alegra que te de verguenza porque es la idea.  Y con el color de tu cola cualquier que se asome a la ventana la va a ver en un segundo, y no sabes el espectaculo que das.  Una mujer de tu edad en el rincon con la cola colorada al aire.  Pero a lo mejor la verguenza te ayuda a crecer. 
Ahora te vas a quedar ahi por media hora, y vamos a pasar a la segunda parte de tu castigo y no quiero escuchar ni una palabra.
Y diciendo esto se fue sentar al sillón a tomar un cafe y a disfrutar de su obra maestra.  Todavia le sorprendia cuanto lo calentaba verla asi, castigada como una nenita malcriada, saber que el tenía el poder.  Lo volvía loco.. y todavía no habia terminado...
(Continuará...)

Por mentir I

-Mi amor, vos estas bien?  Desde hace un tiempo tengo la sensación de que algo te pasa, estas rara - Le preguntó Martin a Sol el domingo a la noche cuando se estaban acostando.
-Rara? No, porque mi amor?  No me pasa nada.  A lo mejor estoy cansada, son muchas cosas entre el trabajo, la facu, la casa, pero esta todo bien.
-Bueno mi vida, a lo mejor tenes que buscar la forma de descansar un poco mas, de presionarte menos con las cosas.  Porque no pensamos en irnos a algun lugar?  Podemos ir a pasar el fin de semana que viene al campo en Areco, no?
-Siiiiiiiiiiiiiiiii!!! Vamos!  Me encanta ir alla, y me va a venir muy bien poder desconectarme - Contestó Sol feliz.
Martin la abrazo y en menos de cinco minutos estaba dormido, Sol lo notaba por su respiracion.  Ella, en cambio, no pudo dormir tan pronto.  No sabía porque ni como se había metido en este lío.  Desde hacía mucho estaba mintiendo, la mentira era cada vez mas grande y ya no encontraba la forma de decirle la verdad a Martin.  El último cuatrimestre había dejado la facultad, no había rendido ningun examen, y no tenía ninguna excusa para ello, simplemente no había tenido ganas de ir un día, despues otro, y finalmente para cuando se decidió a ponerse al día ya se había quedado libre en todas las materias.  Y le había dado verguenza contarselo a Martin.  El siempre se quejaba por su inconstancia y por su vagancia en relacion a sus obligaciones.  Pero sostener la mentira ya estaba resultando demasiado complicado, tres veces por semana Sol se quedaba en un bar aburrida, esperando que pase la hora, para despues llegar a su casa y contarle a Martin como le había ido en las distintas clases.  Ya no sabía que inventar.  Pero faltaba poco para que terminase el cuatrimestre y pensaba ponerse al día en el año próximo cursando mas materias con la esperanza de que Martin nunca se enterase.
Aun asi mentirle le generaba mucha culpa.  Pero si le decía la verdad el se iba a enojar mucho, entonces siguió callando.
Llegó el viernes y Sol volvió muy contenta a su casa a preparar los bolsos para su fin de semana en el campo.  Cuando ábrió la puerta lo encontró a Martin sentado en la cocina y corrió a darle un beso, pero lo notó extrañamente frío.
-Hola mi amor, como te fue en la Facultad? - Preguntó Martin
- Bien, muy bien mi amor, tengo que hacer un par de cosas para la semana que viene, pero nada muy complicado.
- Y no tendrías que estar ya estudiando para los exámenes finales?
- Si, voy a empezar la semana que viene, voy a llegar bien.
- Y que temas estan viendo en Historia del Arte?
Sol comenzó a ponerse nerviosa, y empezó a contarle lo que se le ocurría hasta que el la interrumpió:
- Hoy pasé a buscarte para que volvieramos juntos y no te encontré.
- Es que salí un rato antes para llegar temprano.
- Ah.  El tema es que me encontré con Mili, y me preguntó por vos.  Me preguntó si te pasaba algo que no te había visto en todo el cuatrimestre en Historia del Arte.  Vos me podes explicar por favor, porque yo no supe que contestarle, le dije que a mi cuenta vos estabas cursando.
A Sol le cambió la cara mientras pensaba a toda velocidad que otra mentira inventar para salir del embrollo, pero Martin se le acercó, la agarró del brazo y la llevó hasta el sillón donde se sentó con ella.
- Sol, quiero que ya mismo me digas la verdad.  No voy a aceptar una sola mentira mas.  Vos sabes que yo durante mucho tiempo trabaje en la facultad, asi que hoy despues de hablar con Mili fui al departamento de alumnos y me dijeron que figurabas como libre en las tres materias en las que te anotaste.  Asi que por favor empeza a explicarme de que se trata todo esto.
Sol era un manojo de nervios, odiaba tener que admitir que había mentido, pero sabía que no tenía mas opción, respiró profundo y mirando al suelo le dijo:
- Mira mi amor, la verdad es que este cuatrimestre no fui a la facultad.  No fui a las primeras clases y despues no supe como ponerme al día y me quede libre.  No te lo quise decir porque te ibas a enojar, y ibas a empezar a decirme que era una irresponsable y no tenia ganas de pasar por eso.
- Ah, entonces te parecio que mentirme todos los días era una mejor opción, que hacerme quedar como un idiota hoy frente a tus amigos y mis colegas preguntando por tu vida cuando vivimos juntos era una mejor opción. 
- Perdoname mi amor.  No supe que hacer.
- No, si supiste que hacer.  Quisiste hacer como si nada hubiera pasado para no tener que afrontar las consecuencias de tus actos, como haces siempre.  Sin importarte los medios que tuvieras que utilizar.  Sin importarte nada.
- No Martin, no te pongas asi, lo que pasa es que a veces no puedo con todo, no se porque, pero no puedo con todo.
- Mira Sol, todo se puede hablar, todo se puede solucionar.  Podrías haber hecho menos materias, podriamos haber contratado a alguien que te ayude en la casa, pero no, vos elegiste mentir.
- Tenes razón Martin.  Perdoname, si?  No estemos enojados que mañana nos vamos al campo y quiero que la pasemos bien.
- Mira, empeza a hacerte a la idea que los planes cambiaron.  Vos te acordás lo que yo te dije la última vez que me hiciste enojar? Mientras estabas castigada en el rincón despues de recibir una paliza en la cola?
- No.  No me acuerdo -  Contestó Sol sintiendo como su cara se ponía colorada inmediatamente.
- Entonces no hice las cosas lo suficientemente bien.  Te dije que cada vez que te portaras como una nena malcriada y caprichosa que quiere salir siempre con la suya yo te iba a dar todos los chirlos que hicieran falta para que entiendas como debes comportarte.  Y que si te portabas como una nena, como a una nena te iba a tratar.  Ahora te acordás?
- Ahora estoy demasiado enojado como para castigarte.   Pero lo que si te puedo decir es que te olvides del campo, y que te vayas ya mismo a la cama y a dormir sin cenar.  Y no quiero escuchar un solo comentario.  Mañana cuando te despiertes vamos a hablar de tu castigo. 
Sol lo miró haciendo pucheros, con su mejor cara de arrepentimiento, pero enseguida se dió cuenta que Martin estaba realmente enojado y que no iba a cambiar de opinión.  Se sentía horrible por haberle mentido, aunque ya no sabía si lo que le molestaba era la mentira o haber sido descubierta.  Saber que su fin de semana romantico en el campo se había transformado en un fin de semana que comenzaba con ella castigada en la cama sin cenar la ponía de muy mal humor.  Pero sabía que era su culpa.  Siempre se preguntaba porque a veces hacía las cosas tan mal.  A lo mejor Martin tenía razón y ella no sabía aceptar las consecuencias de sus actos. 
Ahora estaba, ademas de enojada y sintiendose culpable preocupada por lo que iba a pasar al otro día.  Pero no quiso pensar mas.  Se fue a la cama dandole una última mirada de tristeza a Martin, y despues de mucho dar vueltas se quedó dormida.
Martín mientras tanto se quedó en el living mirando la tele, y pensando cual sería la mejor manera de que su novia aprendiera la lección.  El sabía que ella tenía que aprender a afrontar las cosas como un adulto.  Sus actitudes infantiles eran el mayor problema que tenían y lo que hacía que ella no pudiera avanzar con sus objetivos.  Lo que tenía claro es que pensaba convertir los proximos días en un fin de semana memorable.

miércoles, 12 de enero de 2011

Sol y Martin IV

Habían pasado diez minutos, pero para Sol habían pasado mas de cien y estaba comenzando a desesperarse, estaba incomoda, le dolian las piernas pero principalmente no podía soportar la verguenza que le causaba estar en esa situación, sabía que en parte era su culpa pero aún así le resultaba demasiado humillante, y no saber que iba a pasar la ponía mas nerviosa aún.   Tan ensimismada estaba en sus pensamientos que no sintió a Martin parado detras de ella y de pronto lo escuchó en su oido:
- Y? Te alcanzó el tiempo en el rincón para pensar en porque te portas tan mal?
Sol se dio vuelta y cuando iba a empezar a hablar, el la agarró del brazo, la dio vuelta diciendole que quien le había dicho que se moviera.  Que se quedará quietita ahi y que le contestará solo lo que el le preguntaba.
Sol avergonzada y con la vista fija en el piso, muerta de verguenza le dijo - Si, ya pensé, no te voy a tratar mas mal, me perdonas?
- Ah, y vos te pensas que es tan facil?  Seguis sin entender.
Martin volvio a agarrarla de la oreja y la llevó hasta el sillón y sin soltarla la agarró de una mano y la acostó boca abajo sobre sus rodillas.  Comenzó a hablar mientras con una mano le sostenía la espalda y con la otra le acariciaba la cola por sobre el camison distraidamente.  Sol mientras tanto estaba luchando con los sentimientos mas fuertes que habia tenido hasta el momento, la excitacion la superaba, queria que dejara de tocarla así, queria que siguiera pero por debajo del camison, por debajo de la bombacha, queria que siguiera siempre.  Y al mismo tiempo sabía que esto era un castigo y no lo podía creer, no podía terminar de aceptarlo y al mismo tiempo no podía ni hablar por la verguenza que sentía.
- Quedate aca, asi como estas quietita que asi vamos a hablar.  Yo hablo y vos escuchas, y solo contestas cuando yo te pregunte algo.  No te quiero escuchar decir nada que no sea una respuesta a mis preguntas, estamos de acuerdo?
- Si, estamos de acuerdo.
- Ahora te voy a explicar a que me referia cuando te decia que vamos a hacer las cosas a mi manera.  De ahora en mas no voy a volver a soportar tus caprichos, no voy a volver a tolerar tus berrinches de nenita malcriada.  No vas a volver a contestarle mal a nadie en la calle, ni en privado, ni en publico y mucho menos a mi.  No vas a volver a gritarme, no vas a volver a cerrar las puertas a los golpes, no vas a armar escandalos cuando no conseguis lo que queres instantanemente.  Quiero que te quede claro que a mi a las nenas malcriadas no me gustan.  Y que pienso hacer lo que tus papis debieron haber hecho y no hicieron.  A vos nunca nadie te hizo chas chas,no?
Sol no contestó, no podía, tenía la cara colorada(por suerte en esa posicion el no la podía ver, pensaba), no soportaba escuchar las palabras que el estaba eligiendo, sabía que lo hacía aproposito para avergonzarla.
-Te hice una pregunta, no me escuchaste? Alguna vez te hicieron chas chas en la colita por portarte mal?
Y Sol respirando profundo le contesta que no.
- Que no que?  Quiero que me respondas con oraciones completas por favor.
-No, nunca nadie me hizo chas chas.
-Chas chas en donde?
.Chas chas en la colita...
Sol quería que la tierra se abriese y la tragase.  No podía creer lo que acababa de decir y mucho menos lo que estaba sintiendo al respecto.  Martin siguió
- Bueno mi amor, se nota y mucho.  Ahora mismo vamos a cambiar eso, yo te voy a hacer chas chas en la colita.  Pero entendeme bien, te voy a dar tantos, pero tantos chirlos que te voy a dejar la cola como un tomate maduro.  La quiero ver bien bien colorada, quiero que sientas cada chirlo y que entiendas que eso es lo que reciben las nenas que se portan mal.
Dicho esto y sin mas Martin levantó la mano y le dió a Sol el primer chirlo de su vida.  Para ella fue mas el susto por el ruido que otra cosa, pero se quedó sin aire.  Al primero le siguieron otros, muchos, no eran demasiado fuertes y tampoco demasiado rapidos, se estaba tomando su tiempo para disfrutar el momento.  Martin sentía que estaba en el paraíso con Sol boca abajo con la colita bien levantada en sus rodillas recibiendo su castigo.  Y así siguió, un chirlo atras de otro, mientras le iba diciendo, ves lo que te va a pasar de ahora en mas cuando te portes mal?  Te parece que tenga que hacerte chas chas a tu edad porque no sabes como comportarte?.  Sol empezaba a sentir el resultado de los chirlos, empezaban a picarle y empezo a mover la cola un poquito tratando de esquivar las nalgadas.  Despues de un ratito Martin paro y Sol intentó pararse.
-A donde vas? Te cuento que recien estoy empezando, asi que ponete comoda porque tenemos para un rato.
-Basta Martin por favor, ya entendi, en serio!
-Basta no, yo no creo que hayas entendido, no creo que estes arrepentida y pienso tomarme todo el tiempo que haga falta hasta que crea que aprendiste tu lección y hasta que tu arrepentimiento me suene sincero.
Y diciendo esto Martin agarró el borde del camisón y se lo levantó hasta la espalda mientras Sol se movia tratando de evitarlo, pero no animandose a decir nada.  Martin hizo una pausa para mirarla, tenía puesta su bombacha celeste preferida, bastante chiquita sin llegar a ser una tanga y para avergonzarla aun mas le dijo al mismo tiempo que volvia con los chirlos
-Que colita preciosa toda rosa y con la bombachita celeste!  Vamos a ver como le queda el rojo!
Y volvió con un chirlo tras otro, sus manos eran enormes y casí le cubrian la cola entera, pero el le pegaba primero de un lado y despues en el otro, primero mas arriba y despues mas abajo, sin seguir un patron pero si con un poco mas de fuerza y velocidad que antes.  Para este momento a Sol definitivamente le dolía, le picaba, le ardía, trataba de moverse pero el la tenia bien agarrada por la cintura y cuando quiso poner la mano para cubrirse el paró y le dijo.
- Saca la mano, no vuelvas a taparte o me vas a ver enojado en serio.
- Pero me duele!
- Me parece muy bien, es un castigo y se supone que tiene que doler.
Y diciendo esto le agarró la mano y se la sostuvo por la espalda inmovilizandola aun mas y con la otra mano le bajo la bombacha de un tiron hasta las rodillas:
-Ahora si.  Así es como se le hace chas chas a las nenas malas, con la colita al aire. 
Cuando sintió que le bajaba la bombacha Sol empezó a retorcerse y a pedirse que por favor no, que no queria que la viera así, que basta, que ya habia aprendido y que nunca nunca mas lo iba a tratar mal ni a el ni a nadie..
- Es un poco tarde para tener verguenza, verguenza te deberia dar portarte como te portas.  Ahora vas a aceptar el castigo que yo crea conveniente, y la verguenza de ser tratada como a una nenita es parte de el.  Y no sabes lo preciosa que se ve  tu colita ahora que esta bien bien colorada.  Y si te da verguenza lo lamento.  Vos te lo buscaste.  Y dejá de moverte así porque sino te agarró las piernas.
Y continuó con los chirlos por cinco minutos mas, viendo como iba cambiando el color de la cola, que que fue pasando de rosa a colorado furioso, mientras ella pataleaba, abría y cerraba las piernas tratando de evitar los chirlos prometiendo todo lo que se le ocurria para terminar con la paliza.  El último minuto el lo dedico a calentarle la parte mas baja de la cola, justo el limite donde termina y comienzan las piernas, sabiendo que eso ella lo iba a sentir por un buen rato cada vez que quisiera sentarse.
Finalmente paro y le dijo que podía levantarse.  Sol salto como un resorte y sus manos volaron a frotar su cola, tratando de aliviar la picazon. 
- No podes tocarte la cola. 
- Pero me pica!!! Por favor!
- Saca las manos de ahí.  Quiero que sientas bien lo que conseguis cuando te portas mal.
Sol lo miraba con ojos llorosos, suplicantes, pero en su mirada había una decision implacable. Se agachó para subirse la bombacha y el volvió a frenarla.
- Deja eso donde está.  Ahora vas a volver al rincón y te vas a quedar ahi hasta que yo te diga. 
Sol al borde del llanto se dió vuelta y caminó torpemente hasta el rincón con la bombacha en sus tobillos, agradeciendo que el camisón la tapara, pero en cuanto llegó al rincón sintió a Martin detrás de ella levantandoselo y haciendo un nudo por la espalda con lo que su cola quedaba al aire.
- Esto es para que termines de entender.  Las nenas malas no tienen derecho a taparse, se quedan en el rincón con la cola colorada y calentita al aire, en exposicion.  Mientras vos te quedas ahi recapacitando yo me voy a sentar en el sillón a tomar un cafe y a mirarte y quiero que por favor, pongas tus dos manos en tu cabeza, y la nariz contra la pared.
Sol se negaba a pararse como el le pedía, estaba muda de la sorpresa, su cara estaba tan colorada como su cola, no soportaba pensar en como la estaría viendo el.  Viendo que ella no respondía Martin sosteniendola por la cintura le dio le dos sonoros chirlos en la parte alta de las piernas.
- Te vas a parar como yo te digo o vas a desobedecerme?
Sol hizo lo que le pedían, sin querer imaginarse el espectáculo que estaba dando.
Martin se sirvió el café y se sentó a tomarlo, fascinado por la vista que le ofrecia su novia en el rincon.  La perfecta imagen de la nena castigada con la cabeza baja y la cola colorada como testigo del castigo.
Cuando termino el cafe volvió a pararse y se fue a la cocina advirtiendole que no se le ocurriera moverse de donde estaba.  Luego de un rato Sol lo escuchó llegar por atras y abrazarla.  En ese momento ella comenzó a llorar y el girandola la abrazó mas fuerte contra su pecho, acariciandole el pelo con una mano y la cola con la otra.  Le desató el camisón y le dijo:
- Espero mi amor que esto te enseñe a portarte bien.  Ojala que si, porque voy a hacer esto todas las veces que sea necesario hasta que aprendas a comportarte como corresponde.  Me encantaría decirte que no me gusto hacerlo, pero es mentira.  Me encantó, ver tu cola así me vuelve loco y saber que te estoy castigando tambien. - y agachandose bajo la mano por su cola hasta llegar a su entrepierna - Y por lo que veo un poco te gustó a vos tambien, pero como esto es un castigo ahora te vas a ir a la cama a dormir la siesta sin almorzar y ni se te ocurra tocarte.  Cuando te despiertes vamos a hablar. Vos sabes que yo te amo, no?
- Si. Ya lo se. No estas mas enojado conmigo?
- No, no estoy enojado, y creo que encontré la manera de hacer que nuestra relacion sea mucho mejor.
- Me das un beso?
- Uno solo y te vas a la cama.
La abrazó y se besaron reteniendo el deseo que los atravesaba.
- Anda ya a la cama.  En un rato te despierto.  Me voy a comer mi Camembert....
FIN

Sol y Martin III

Cuando Martin abrió la puerta vio a Sol sentada en el sillón, en camisón, con las piernas cruzadas tomando un café muy tranquila.  Se sentó al lado de ella y le dijo:
- Me podés explicar que te pasa?
- Nada, no me pasa nada, me desperté de mal humor nada mas.
- Y yo tengo la culpa? A vos te parece que me podés tratar así porque se te ocurre estar de mal humor?
- Yo se que estuve mal, pero no lo hago aproposito, y tampoco estes tan serio, no es para tanto.
- No Sol, no me estas entendiendo, no es la primera vez que pasa y no es la primera vez que te lo digo.  Estoy cansado de tus caprichos y tus malos modos.  O cambiamos las cosas o yo así no sigo.
Era la primera vez que Sol lo veía tan enojado, tan serio y tan decidido.  Se le vino el mundo abajo, pero al mismo tiempos seguía de mal humor y su orgullo no la dejaba dar el brazo a torcer
- A mi me parece que estas exagerando, no tenes porque llevar las cosas a ese nivel.
- No, no estoy exagerando, yo no pienso estar en una relacion con alguien que maltrata a la gente que esta trabajando, como hiciste con el camarero en el bar, que me contesta mal en publico, como hiciste en el video club, y que se va gritando y cerrando la puerta de un portazo como hiciste aca hace un rato, porque se despertó de mal humor.  Yo siempre te trato bien, con respeto, te trato como a una persona adulta, pero vos te portas como una nenita malcriada, y ya me cansaste.
Sol lo miraba sorprendida, no podía creer el cambio de actitud en el.  La estaba poniendo nerviosa porque estaba hablando en serio. Y por otro lado algo en su actitud estaba comenzando a generarle otras sensaciones. Y sin pensarlo dos veces le dijo:
- Dejate de joder, estas haciendo un escandalo por nada.  Vamos a ver la película que alquilaste.
- Ok, se ve que no estas entendiendo.  Yo me voy, y quiero que vos pienses si estas dispuesta a seguir conmigo, pero a partir de ahora con mis reglas, no mas con las tuyas porque evidentemente no funcionan.
Sol lo vió pararse para volver a irse y sintió un vacio enorme en su estomago. Corrió hasta la puerta y le dijo
- Esperá.  No te vayas.  Si vos no estas conmigo yo me muero de tristeza.  No puedo ni pensar en tenerte lejos de mi vida.  Me haces mas feliz que nadie y tenes razon, a veces no se que me pasa, pero no puedo controlarme y trato mal a todo el mundo y te trato mal a vos que sos lo mas lindo de mi vida.  No se porque lo hago, pero de verdad no quiero que nos separe.  Decime vos que queres hacer, pero no te vayas!
Martin se dió vuelta, la miro muy serio, seguia enojado y le preguntó:
-Estas segura?
-Si. Estoy segura, no se de que, pero estoy segura de que quiero hacer lo que sea necesario para que estemos bien.
-Ok, vení para aca.
Y diciendo esto Martin la agarró de la oreja y la llevó hasta un rincón de la pared del living.
Sol abrió los ojos enormes y caminó atras de el sin atinar a abrir la boca, demasiado sorprendida todavía como para hablar.  Cuando llegaron al rincón el la solto y le dijo que se tenía que quedar ahi, con la nariz pegada a la pared y quieta y que aprovechara para pensar porque estaba en esa situacion y que es lo que la hacia portarse tan mal.  Y que lo pensará bien porque despues se lo iba a tener que explicar.
Sol se dió vuelta lo miró entre furiosa y sorprendida y le dijo que estaba loco si el creía que la podía tratar así, que que le pasaba, que quien se creia que era ella, a lo que el, ya absolutamente tranquilo con la decision tomada le dijo.
-No estoy loco, te estoy tratando como vos te mereces que te trate.  Desde hace cuatro horas que te estas portando como una nenita insoportable, malcriada, caprichosa e irrespetuosa.  Si queres que sigamos juntos a partir de ahora eso no va mas.  Y vas a hacer lo que yo te diga, sino me voy hasta que aceptes el castigo que te mereces por caprichosa.  Y si elegis seguir portandote  así yo te voy a seguir tratando de la misma manera.  Volve YA a poner la nariz en el rincón.
Sol lo miraba atonita.  No podía entender donde había quedado su novio dulce, tranquilo y paciente y tampoco de donde había salido este hombre autoritario, que la estaba excitando de una manera increible.  Y recurriendo a sus pucheros de siempre le dijo:
-Basta Martin, ya entendí.. basta - pero esta vez no le funcionó.
Martín acercó su cara a medio centimetro de la de ella y en voz muy baja, con un tono de autoridad que no dejaba lugar a réplica
-Vos no me escuchaste?  Volve YA a poner tu nariz en el rincón y te quedas ahi quietita pensando hasta que yo te diga, estamos de acuerdo?
Sol evaluó sus posibilidades medio segundo y decidió entregarse a lo que Martin le proponía, al fin y al cabo era el hombre que ella amaba, al fin y al cabo era verdad que ella era insufrible a veces, que no podía controlarse y que sus caprichos le daban verguenza hasta a ella misma.  Era verdad que no sabía porque lo hacía y que estaba dispuesta a todo por cambiar, porque el la perdonase y por seguir estando juntos.  Y a pesar de la verguenza que le daba hacer lo que el le estaba ordenando se dió vuelta enojada, pateando el piso en señal de disconformidad y se quedó mirando al rincón.
- No vuelvas a patear el piso así ni a refunfuñar si sabes lo que es bueno para vos.  Se acabaron tus caprichitos, tus malos modos y contestaciones, tus ataques de furia sin sentido.  Y te dije que apoyes la nariz en la pared y no te muevas.
Sol no lo podía creer, tenía 27 años, se consideraba toda una mujer y estaba parada en el rincón escuchando a su novio caminar por el living, la situación era absurda.  Aún así estaba empezando a sentir su propia excitacion y esto la confundia mucho mas aun.  La calentaba que su novio la tratara como a una nenita?  La calentaba que la castigara?  La calentaba no saber que iba a pasar de ahora en adelante?  No estar a cargo de la situacion?  No sabia que era, pero sin duda estaba muy pero muy caliente.  Y no queria que el lo supiera.
Mientras tanto Martin se había sentado en el sillón y desde ahi la miraba incapaz de ocultar su propia excitacion, sin saberlo había descubierto que el rol autoritario y dominante le salía con total naturalidad y que ademas le encantaba estar al mando.  Ver a su novia hermosisima de espaldas contra la pared, quietita, sabiendo la verguenza que ella estaria sintiendo lo estaba volviendo loco.  Pero por el momento solo pensaba hacer todo lo que fuera necesario para que ella entendiera que el no estaba jugando y que las cosas ya no iban a ser como habian sido hasta ese momento.
(continuará...)

Sol y Martin II

El primer año había sido idílico.  Se divertian muchisimo juntos, tenían muchas cosas en comun, amban el cine, las cenas con amigos, las charlas largas, el buen vino, disfrutaban caminando por la ciudad, visitando parques, yendose a distintos pueblitos los fines de semana y el sexo entre ellos era explosivo, mezcla de una gran pasion y mucha ternura.  Cada uno seguia viviendo en su casa, pero se veian casi todos los dias y dormían juntos varias veces por semana.  Para gran alegría de Martin, Sol amaba el sexo tanto como el, era curiosa, le gustaba cambiar, aprender cosas, era experta en provocarlo en lugares publicos porque le gustaba sentir su deseo durante todo el día hasta que estaban finalmente solos y el podía desquitarse.  El, a su vez,  sentia fascinacion por el cuerpo de Sol, esbelto, proporcionado, con pechos pequeños pero firmes y redondos, una cintura que se estrechaba delicadamente, y una cola que era su locura, no podía dejar de tocarla, agarrarla, lo hacía tanto en la casa, como en el auto, como en la calle y ella se quejaba, decía que no correspondía, pero en el fondo le encantaba saber que el no podía contenerse.  Eran en definitiva felices casi siempre.
 Pero pasado el año comenzaron a notar tambien sus grandes diferencias.  Martin era una persona metodica, aplicada, responsable al extremo, no solo con su trabajo sino con toda su vida, le encantaba mantener su casa en orden, era respetuoso con todo el mundo invariablemente.  Sol era, en cambio, mucho mas extrovertida, despistada, inconstante, cambiante, pasaba de una alegria extrema a un enojo tremendo, necesitaba que le presten atencion todo el tiempo y en muchas oportunidades (y esto era lo que mas problemas le traia con Martin) era demasiado caprichosa.  Ella alegaba que todo era culpa de sus padres, que siempre la habían malcriado dandole absolutamente todos los gustos y que era algo que ella no podía modificar.
Pero en general, mas allá de algunos enojos pasajeros, no habían tenido grandes problemas, si bien Martin ya le había advertido varias veces que no le gustaban para nada sus caprichos.
Esto cambió el día en que Sol agotó la enorme paciencia de Martin.  Era sábado y se habían encontrado a la mañana para desayunar, el estaba feliz de poder disfrutar todo el día con ella y no paraba de hacer planes, pero Sol, como solía sucederle algunos días, estaba de un humor espantoso, no le gustaba el bar donde estaban desayunando, el jugo le parecia feo, el cafe demsiado fuerte y las medialunas muy secas, el sol le molestaba y tenia sueño.  Martin decidió ignorarla y siguió con sus planes.  Le propuso ir a pasear en bicicleta, a lo que ella le respondió que no tenía ganas, que estaba cansada.  Entonces le propuso alquilar alguna película, pasar por el supermercado a comprar algo rico para almorzar y pasar la tarde en la cama descansando y mirando tele, y que despues a la noche verían que hacer.  Ella le respondió que le daba lo mismo, que hicieran lo que el quisiera.  Así que cuando finalmente terminaron de desayunar, despues de que ella le contestó mal al camarero porque tardó mas de cinco minutos en traer la cuenta, fueron a buscar una película al video club.  A ella ninguna le gustaba o ya las había visto, el eligió la que le pareció mejor.  Cuando estaban pagando la película, el le preguntó  si tenía cambio y ella le contestó - ¿Para colmo que elegis lo que vos queres tengo que pagar yo?- Martin comenzaba a cansarse de su mal humor. -Dejá, no te preocupes que le pido al chico que me cambie, pero trata de cambiar el humor que me estas cansando.  Sol lo miró haciendo pucheros como hacía siempre que el se enojaba sabiendo que Martin no podía resistirse.  El le sonrió y fueron al supermercado.  Decidieron hacer una picada así que se pusieron a buscar distintas cosas, pagaron y fueron a la casa de Sol.  Mientras Martin sacaba las cosas de las bolsas y las iba guardando Sol agarró el queso camembert lo mirá a Martín y le preguntá:
-¿Vos compraste esto?
-Sí, por?
-No sabes que no me gusta este queso?
-No, no sabía, pero hay otras cosas, el resto te gusta todo.
-No me importa si el resto me gusta o no, yo queria otro queso, vos lo sabías y compraste el que te gusta a vos.
-No Sol, no sabía que no te gustaba, podemos dejar de discutir por un queso por favor?
-No, no podemos.  Andate a la mierda vos y tu picada.  Hace lo que quieras, yo me voy a dormir.
Y se fue cerrando la puerta de la habitación con todas sus fuerzas.  Martin, que en ese punto sentía que estaba a punto de estallar agarró sus cosas y se fue.  Fue al bar de la esquina a tomar una cerveza y a pensar.  No era la primera vez que Sol tenía una rabieta sin ningun motivo.  A veces se portaba como si tuviera ocho años y el ya no lo soportaba mas.  Sabía que no quería mantener una relación en la que todo podía volar por los aires en cualquier momento, por cualquier motivo.  Fue en ese momento en el que decidió darle una vuelta de timón a su actitud para con Sol, esperando que fuera una solución para sus problemas, sabía que de otra manera la relación no iba a durar y el la quería demasiado como para perderla.
A la media hora de estar en el bar, como el ya sabía que iba a suceder, le llegó un mensaje de Sol. - Mi amor, donde te fuiste? Estas enojado? - A lo que el le respondió -Si, esta vez estoy muy enojado. Tengo que hablar con vos- Ella le dijo que lo estaba esperando
(continuará...)

Sol y Martin I

Sol conoció a Martin mientras cursaba la última materia de Diseño de Indumentaria.  Todas las tardes ella bajaba al bar de la facultad a tomar café, estudiar a veces y encontrarse con sus amigos siempre.  Uno de esos días ella estaba repasando antes de un examen y alguien le tocó el hombro para preguntarle si podía sentarse en su mesa ya que no había mas lugar.  Ella apenas levantó la vista para decir que si, que no habia problema, pero la mirada con la que se encontró la saco de su concentración.  Unos ojos verdes enormes, profundos, llenos de vida.  El se sentó frente a ella y enseguida sacó un cuaderno y se puso a escribir, sin volver a dirigirle la mirada.  Ella en cambio no pudo volver a estudiar, trataba de disimular pero no podía dejar de mirarlo.  Altisimo, morocho, cara de rasgos fuertes, espalda ancha, manos grandes.  Estaba realizando un escrutiño detallado del hombre que tenía enfrente cuando este levantó la vista y le preguntó -¿Estás bien?.  Sol sintío que se estaba poniendo colorada, aunque nadie lo percibiese era, para algunas cuestiones, muy tímida.  - Sí, estoy bien, nada mas estaba pensando en mi examen - mintió ella.  Y volvió a mirar su libro, aunque sin poder leer nada.  Al rato el se levantó, le agradeció el espacio en la mesa, le deseo suerte en su examen, y así sin mas salió por la puerta. 
Sol no lo podía creer, había conocido al hombre mas atractivo del universo y casi no había podido dirigirle la palabra, y el ya se había ido y no sabía ni siquiera su nombre... y para colmo ya tenía que entrar a dar el examen y no había terminado de estudiar.  Por supuesto que reprobo el examen.  Volvió a su casa enojadisima y sin cenar se fue a dormir.  No tenía ganas de hablar con nadie ni de hacer nada.  Pero tampoco le fue facil dormir, la imagen de ese hombre y su mirada volvían una y otra vez a su cabeza.  Fue esa noche cuando decidió que de alguna manera iba a volver a encontrarlo y que esa vez si iba a conseguir que el se fijará en ella.
Cuando se despertó al otro día se duchó y se puso el vestido negro que siempre le elogiaban. Ella no lo sabía, pero con su metro setenta de altura, sus piernas larguisimas, su cabello negro, largo y suelto, sus enormes ojos marrones y ese vestido cortísimo, era imposible para cualquier hombre no fijarse en ella, en su cuerpo, en su forma despojada de moverse, ajena a lo que provocaba.
Fue a trabajar y despues, como todos los días, a la facultad.  En el recreo bajo al bar sin notar las miradas que la perseguian, que se detenían en sus piernas, que cruzaba y volvía a cruzar ansiosa.  De pronto lo vió aparecer, por la puerta e inmediatamente bajo la mirada.  Ella quería hacer otra cosa, insinuarle algo, incitarlo a algo, pero no podía, su timidez inicial y su baja autoestima eran en general sus peores enemigas. 
Pero de pronto volvió a escuchar su voz al lado de ella, nuevamente preguntando si podía sentarse en su mesa.  -Si, por supuesto- contestó ella intentando sonreir.  Esta vez fue distinto, el se sentó e inmediatamente le preguntó - ¿Cómo te fue ayer en tu examen? - -La verdad que mal, no lo había preparado lo suficiente, no debería haberme presentado -  -Bueno, el mes que viene hay otro llamado a examenes, así que no te preocupes, vas a tener tiempo para prepararla. -¿Y vos que estudias?- - No, yo ya terminé hace unos años, soy arquitecto y  docente de una de las últimas materias de la carrera.- -¿Pero cuantos años tenes?- -34- contestó el - Y vos?- -Yo 26.
Y así siguieron charlando, ella se enteró que el se llamaba Martin, que trabajaba en un estudio de arquitectura, que vivía solo desde hacía diez años, que había estado en pareja pero que no había funcionado y se había separado hacía mas de un año, que le gustaban los deportes y el cine y que le resultaba una persona fascinante.  El por su lado descubrió que ella recien se habia mudado sola a un departamentito y que todavia no conseguia ordenar su nueva vida, que trabajaba como secretaria en un estudio de diseño, con el objetivo de terminar la carrera y pasar a trabajar como diseñadora, descubrió que le parecia una mujer sumamente atractiva, y sin pensarlo mas le propuso ir a cenar al día siguiente.  Ella aceptó tambien sin dudarlo, y sin poder creerlo.  Le dió su numero de telefono y el se fue a dar clases, y ella se quedó en el bar volando con sus pensamientos, sin siquiera recordar que tenía que asistir a una clase.
Volvió a su casa, cenó, prendió la tele solo por hacer algo y se puso a pensar como se iba a vestir al día siguiente.  Estaba en eso cuando le llegó un mensaje a su telefono. -No te lo dije hoy, pero te lo digo ahora.  Que linda que sos! Quiero que ya sea mañana-  Inmediatamente su corazon salto y su estomago se hizo un nudo, y empezó a reirse... hacía mucho tiempo que nadie le generaba esas sensaciones.  Y le contestó que ella también tenía muchas ganas de que fuese el otro día. 
Así fue como mensajes de texto mediante para coordinar la salida se encontraron en un bistró frances de Palermo.  El llegó temprano, ella llegó muy tarde, corriendo, hermosa y pidiendo disculpas, con el corazon aceleradisimo por el apuro y por los nervios.  Nunca le dijo que había estado horas pensando que ponerse, como peinarse, que se había maquillado y desmaquillado veinticinco veces. 
El eligió el vino, ella comió pastas y hablaron hablaron y hablaron durante horas.  El decidió que definitivamente ella le gustaba y ella supo que se iba a enamorar.
Quedaron en hablar al otro día y hacer algo el fin de semana.  Desde ese día no volvieron a separarse.
(continuara...)

martes, 11 de enero de 2011

Las dudas

Durante años pense que era rara, extraña, que algo malo pasaba conmigo.  Aunque en mi familia nunca nadie creyo en los castigos fisicos ni los aplico de ninguna manera, yo no podia resistir mi fascinacion ante la mencion de unas nalgadas, de unos buenos chirlos en la cola.  Buscaba en las revistas de historietas las poquisimas imagenes donde castigaban a alguien, frases como "te voy a poner el culo como un tomate y despues te vas a ir a parar al rincon donde todos puedan ver lo mal que te portaste", "te voy a dar tantos chirlos que no te vas a poder sentar en una semana" llamaban poderosamente mi atencion.  Con el paso de los años esto dejo de ser una curiosidad infantil para convertirse en un deseo adolescente.  Con los años, tambien, deje de ser una nena buena y obediente para comenzar a convertirme en una persona caprichosa y malcriada, acostumbrada a, de alguna manera, conseguir siempre lo que queria.  Y seguia sintiendo que era un bicho raro.
Pero un dia llego internet y se ilumino mi universo.  El primer dia que tuve acceso solitario a la red busque avidamente las palabras que ocupaban mi mente y descubri un mundo nuevo, un mundo en el que me sentia identificada, donde habia gente que sentia como yo y hablaba de las mismas cosas que a mi me encantaban. 
Asi me entere que habia personas que incluian el spanking en su vida, que lo compartian con su pareja y descubri tambien que existia la disciplina domestica, y ahi si.. finalmente me cerró todo, decidí que eso era lo que queria yo y comenzó mi busqueda y con ella todos mis anhelos y mis dudas.